Bienvenidos a un nuevo curso
a un nuevo camino que emprender juntos.
Después de un tiempo de descanso necesario para todos estamos encantados
de comenzar y volver a acompañar a vuestros hijos en la tarea de vivir y crecer
con ellos.
«¿Me atreveré… a exponerle
la situación lamentable y realmente digna de lástima de nuestra Francia? La
casa real divida por las disensiones, las ciudades y las provincias asoladas
por las guerras civiles, los pueblos divididos en facciones, las aldeas, las
villas, los más pequeños rincones destruidos, arruinados e incendiados, los
trabajadores sin poder recoger lo que sembraron y sin poder sembrar nada para
los años siguientes. Los soldados se entregan impunemente a toda clase de
desmanes. Los pueblos por su parte, no sólo se ven expuestos a las rapiñas y a
los actos de bandolerismos, sino incluso a los asesinatos y a toda clase de
torturas. Los habitantes del campo que no han sido matados por la espada tienen
que morir casi todos de hambre. Los sacerdotes, a quienes los soldados no
tratan con mayor miramiento que a los demás, se ven tratados inhumana y
cruelmente, torturados y asesinados. Las vírgenes son deshonradas; las mismas
religiosas expuestas al libertinaje y al furor; los templos profanados,
saqueados o destruidos. Los que quedan en pie se han visto de ordinario
abandonados de sus pastores, de forma que los pueblos están casi privados de
sacramentos, de misas y de todo socorro espiritual… Es poca cosa oír y leer estas
cosas; sería menester verlas y comprobarlas con los propios ojos» (IV, 427).
También
Jesús nos enseñó que para servir a Dios hay que hacerlo con el corazón pero
también con los ojos para observar sus necesidades.
Pero él, queriendo justificarse, dijo a
Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?». Jesús respondió: «Bajaba un hombre de
Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle
y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel
camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que
pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de
camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus
heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia
cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos
denarios, se los dio al posadero y dijo: Cuida de él y, si gastas algo más, te
lo pagaré cuando vuelva. ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que
cayó en manos de los salteadores?». Él dijo: «El que practicó la misericordia
con él». Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo». (Lc 10,25-37).
Tenemos
como ejemplo la figura de San Vicente que ante la realidad de su tiempo, decide
aprender más sobre las pobres gentes para servirles de una manera efectiva, la
caridad no era suficiente necesitaba cambiar la vida de las personas.
Durante este intentaremos enseñarles a
vuestros hijos que saber más tiene sentido si sirve a otros, si mi conocimiento
es promoción de otras personas. Ante la realidad que vivimos sólo nos queda
formarnos para devolver la dignidad a todo el mundo. Para esto también necesitamos vuestra ayuda,
si conocéis o participáis en algún proyecto social en el que el centro se pueda
implicar y ayudar, estaríamos encantados de poder hablar y juntarnos. Desde el
colegio se inició un proyecto de aprendizaje servicio, que consiste en poder
aplicar algunos contenidos curriculares para ayudar a otras personas. Las
personas estamos hechas de experiencias y que vuestros hijos puedan vivir y
compartir es fundamental para su desarrollo como personas.
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